Atada a tu piel | García Víctor, García Víctor y otros

García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor, García Víctor
Atada a tu piel
Tombooktu Páginas: 368
Precio: 1021.65
Disponible en 7 dias
Estado: Nuevo
Peso: 0.45 kgs.
ISBN: 9788499677262

La vida de Kate está a punto de convertirse en un torbellino. El inicio de su relación con Víctor, un joven experimentado y amante del BDSM, coincide con amenazantes cartas de un misterioso enamorado. A Kate le esperan placeres que ella jamás había soñado. ¿Logrará sobrevivir y llevar a cabo sus más oscuras fantasías? Kate, una joven inglesa afincada en Madrid, siente un flechazo en el parque del Retiro. Su atrevimiento, espoleado por los latidos de su corazón, la lleva a acercarse a Víctor, un chico misterioso. Su encuentro acaba con un descubrimiento para Kate, los placeres del BDSM que ella jamás había probado. Esta excitación por haber conectado tan rápido y tan intensamente con Víctor, y el misterio de que Víctor sepa tanto acerca de ese mundo y su forma de actuar, un tanto descentrada y caótica hacen que Kate no sepa cómo actuar con él, ni qué contestarle a la propuesta que él le hace. Al tiempo que Kate intenta aclarar sus ideas, recibe una carta de un acosador, alguien dolido que la espiaba mientras estaba con Víctor. Un desconocido que le confiesa su amor, su dolor y que le hace una promesa que cumplirá a toda costa: «Pronto serás mía, Kate».